El heptacampeón italiano batió al español en la tanda oficial por una décima en un duelo colosal entre ambos, aunque el piloto catalán se desquitó después firmando un simulacro de carrera excepcional
LOS DOS MEJORES. Valentino Rossi y Dani Pedrosa se saludan en el montaje de la foto oficial de los pilotos de MotoGP, con Nicky Hayden en medio de ambos.
(ÁLVARO RIVERO)
26.02.2007
MELA CHÉRCOLES (JEREZ)
Vaya Mundial de MotoGP se avecina, el de la guerra de dos mundos. El planeta Rossi contra el planeta Pedrosa, porque con el resto de pilotos, salvo Edwards y Hayden, a día de hoy no se puede contar al estar a años luz de los multicampeones. Ayer en Jerez, Valentino se llevó la batalla de la tanda oficial de cuarenta minutos televisada a escala mundial, pero cuando se apagaron los focos siguió el trabajo hasta las seis de la tarde y ahí Dani se desmarcó con un simulacro de carrera sideral.
Para El Doctor había en juego mucho más que un coche en la sesión cronometrada que sirvió de enganche para que 29.163 aficionados, previo pago de seis euros, acudiesen a los test IRTA. Él sabía que se medía a Pedrosa y a los fantasmas que pudieran quedarle en su mente de la caída del año pasado en Cheste, aquélla con la que le regaló el título a Nicky Hayden. El resultado fue un duelo fratricida entre el italiano y el tricampeón, que sirvió de aperitivo para los increíbles y numerosos enfrentamientos entre ambos que viviremos este año.
Acabó Valentino por delante del español en la tabla de tiempos sacándole tan sólo 133 milésimas de segundo, y eso sirvió para comprobar que no queda fantasma alguno en su cabeza. Si los había, los expulsó definitivamente con una vuelta mágica que mejoraba ¡por más de medio segundo! la pole del año pasado (en la era de las 990cc) y lanzando el puño al cielo al ver que Pedrosa fallaba en su último intento por superarle.
Satisfecho.
El italiano estaba tan feliz que celebró la entrega de su premio como si de una copa de vencedor se tratase. Incluso trepó hasta el techo del coche sin importarle abollarlo para mostrar al mundo quién había sido el más rápido. A punto estuvo el catalán de impedirlo, porque tras meterse en boxes para cambiar su goma de calificación trasera en 36 segundos, volvió a la pista con el cuchillo entre los dientes y con un solo segundo de margen afrontó su último intento. Tras el tercer parcial estaba a 62 milésimas del mejor tiempo, pero en el cuarto venía perdiendo sistemáticamente una décima y volvió a hacerlo.
Los demás pilotos se quedaron a un mundo de ellos, a partir de un segundo y asumiendo que Rossi había ganado la primera batalla, pero también que Pedrosa estaba listo para la guerra. Lo demostró sólo un par de horas después, cuando en el posterior simulacro de carrera realizado por varios pilotos, fue él quien consiguió el mejor tiempo, sacándole siete segundos a Edwards, once a Rossi y 19 a su compañero Hayden.
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