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JORGE LORENZO | 07/09/2009
Evolución. Acabo de llegar a Barcelona y, en el taxi que me llevaba a casa, he podido ver el AS. Me he quedado impresionado con la foto de la carrera de Misano, la de la caída entre De Angelis, Edwards, Hayden y en la que yo me llevo un golpe tremendo. Es un milagro que no me cayera y en el momento no supe que había sido De Angelis el causante de todo. Me lo dijeron después y tampoco me sorprendió. Es el piloto con el que más problemas he tenido en el pasado. Pero yo sí he aprendido bastante de mis errores y también a controlar el ímpetu que me movía. Él, en cambio, aún insiste en esos fallos debido a un exceso de agresividad mal entendida.
La experiencia. Cuando eres joven y tienes talento, te ves capaz de ir muy rápido y de hacer grandes carreras por sistema. Lo que pasa es que, en la mayoría de los casos, lo difícil es conseguir regularidad. La falta de experiencia es lo que te provoca caer en errores y, con el tiempo y con los palos que te va dando la vida, aprendes a distinguir cuando hay que ser más calmado y cuando es mejor asegurar. Sé de lo que hablo porque, tras el incidente de Japón 2005, con De Angelis y Pedrosa, me sancionaron con una carrera y eso me calmó bastante. En el momento me lo tomé mal y pensé que era una injusticia, pero con el paso del tiempo te das cuenta de las cosas. Aunque es bonito arriesgar y hacer disfrutar al público, hay que medir los riesgos. En Misano tuve en cuenta esto que digo. Tuve muchos problemas durante todo el fin de semana, la salida tampoco fue buena y me costó mucho pasar a Elías y Pedrosa. Cuando me puse detrás de Valentino, ya se me había escapado y, además, el brazo izquierdo me dolía mucho, pero no creo que sea síndrome compartimental. Cuando te ves en unas circunstancias tan negativas respecto a tu rival, piensas que lo mejor que puedes hacer es segundo porque, ni arriesgando muchísimo, crees que le vas a coger. Lo mejor en Misano era cortar gas y acabar segundo, porque lo contrario me habría llevado a una caída. Me ha metido cinco puntos, pero sigo vivo en la pelea por el campeonato. Aunque repito que el título no es lo que más me interesa, mejor estar cerca porque nunca se sabe...
El burro de Rossi. En Misano cambiamos mi Capitán América por el burro de Rossi, el que se puso en el casco, y las orejas con las que subió al podio. Es una de las celebraciones más divertidas que le he visto hacer a Valentino y me reí cuando vi el casco que sacaba. Él es un especialista en darle la vuelta a las cosas y estuvo muy bien en ese aspecto, pero no fue el único, porque también en el podio trató de acallar a los que se pusieron a silbarme. Lo vi algo normal como una reacción para arropar al suyo.
Sus declaraciones. Se ha hablado mucho estos días de que Rossi y yo no podamos estar juntos a partir de 2011. Él dice que es imposible. ¡Estamos en 2009 y ya hablan de 2011! Yo no tengo tan claro que no podamos seguir así porque hacemos una buena pareja y Yamaha se está llevando casi todas las victorias. Eso sí, como aficionado sí que me parecería interesante verle subido en la Ducati. Pero lo digo sólo como aficionado, porque como piloto prefiero que se quede muchos años. Tiene más mérito ganar así.
El lío de 125. No me gustó el comportamiento antideportivo que todos vimos en el lío de 125cc pero, cuando estás en caliente, a veces los nervios te traicionan y haces cosas que en frío no lo harías. Merecía una sanción Iannone y, como no le conozco, no sé si habrá aprendido la lección para el futuro. Además, está claro que Espargaró no da asco. En todo caso, los italianos y los españoles somos primos hermanos.
Vacaciones forzadas. El calendario nos depara nuevamente un parón de tres semanas y lo voy a aprovechar para irme a Mallorca a entrenarme con mi padre. Lo hice ya antes de Indianápolis y me gustó mucho recuperar las sensaciones de cuando era pequeño. Voy a aprovechar para derrapar en tierra y asfalto, como cuando tenía diez años. Me gusta volver a llevarme bien con él. Padre y madre sólo hay uno de cada y hay que disfrutarlos mientras podamos.
bravo Jorge !!!